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Turismo en el Vaticano: su secreto para generar ganancias y promover la paz

turismo en el vaticano

Más allá de los impresionantes frescos de la Capilla Sixtina y los corredores milenarios de los Museos Vaticanos, el turismo en el Vaticano se ha convertido en una herramienta silenciosa pero poderosa de paz, entendimiento cultural y cohesión global.

En un momento en que el mundo enfrenta tensiones geopolíticas, el Vaticano posiciona su capacidad de convocatoria internacional como un vehículo de diálogo y fraternidad entre pueblos.

Desde el Dicasterio para la Evangelización se ha insistido en el valor estratégico del turismo como medio de encuentro y reconciliación. “Visitar el Vaticano no es solo contemplar el arte sacro, es también participar de un espacio donde convergen culturas, credos y lenguas en un mismo propósito: comprendernos mejor”, declaró recientemente un portavoz del organismo citado por ACI Prensa.

En este sentido, la Santa Sede no solo se presenta como guardiana de una herencia espiritual, sino también como un actor proactivo en la diplomacia humanitaria a través del viaje y la hospitalidad.

Pero además de su valor simbólico, el turismo en el Vaticano representa una de las principales fuentes de ingresos para la Ciudad del Vaticano. Los Museos Vaticanos generan anualmente entre 108 y 172.6 millones de dólares por entradas, según reportes de Forbes Ecuador y La República.

A esto se suman ingresos adicionales por la venta de sellos postales, monedas conmemorativas y productos editoriales, además de donaciones privadas que sostienen en parte la estructura operativa de la Santa Sede.

Turismo en el Vaticano en cifras

Estas cifras adquieren mayor relevancia ante el contexto financiero actual. En 2024, el Vaticano reportó un déficit presupuestario de hasta 87 millones de dólares, un saldo negativo que llevó a implementar medidas de austeridad, ajustes salariales e incluso la revisión de sus mecanismos de inversión.

A pesar de estos desafíos, la economía vaticana, altamente dependiente del turismo, conserva su carácter singular y autosuficiente.

En este panorama, el Jubileo 2025 aparece no solo como un evento espiritual de primer orden, sino como una estrategia clave para dinamizar la economía local y fortalecer el turismo en el Vaticano.

Se espera que más de 35 millones de personas acudan a Roma y al Vaticano durante este periodo especial, lo que podría representar un impacto económico superior a los 17 mil millones de euros para la capital italiana y sus alrededores, según estimaciones de Euronews.

El Jubileo —celebración que ocurre cada 25 años y que marca un tiempo especial de peregrinación, reconciliación y renovación espiritual— no solo aliviará la balanza financiera de la Santa Sede.

También consolidará su rol como epicentro de diálogo, convivencia y símbolo de que, en un mundo fragmentado, aún existen espacios donde lo sagrado convive con lo humano, lo espiritual con lo diplomático.

Cadena de valor

Además, esta gran afluencia de visitantes no solo revitaliza la infraestructura turística y los servicios de hospitalidad en Roma, sino que también reactiva a toda la cadena de valor asociada: desde el comercio local hasta las editoriales religiosas, pasando por servicios de guías, transporte y traducción.

Para muchos emprendedores y pequeños negocios italianos, el Jubileo no es solo un evento religioso: es una esperanza económica concreta.

El turismo en el Vaticano —ya sea por fe, curiosidad histórica o interés artístico— se configura como una manifestación de nuestra capacidad colectiva para reencontrarnos, aprender unos de otros y transformar la visita en un acto de comprensión global.

El año 2025 será, sin duda, un nuevo capítulo donde el viaje se vuelve testimonio y el peregrino, mensajero de paz.

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