Estrellas Michelin 2025 México: Más que estufas encendidas

Estrellas Michelin 2025

Estuve allí. En el Foro Codere de la Ciudad de México, la noche del 3 de junio de 2025, presencié la segunda entrega de estrellas Michelin 2025 en nuestro país.

Lo que vi fue un evento glamoroso, sí —con reflectores, cámaras, brindis y celebridades de la gastronomía—, pero también cargado de un profundo sentido de responsabilidad.

Me parece que la Guía Michelin no solo celebró a los grandes restaurantes; reconoció a un país entero que cocina desde la raíz, desde el fogón rural hasta la cocina de autor.

Ver a Pujol y Quintonil revalidar sus dos estrellas fue emotivo, pero igual de poderoso fue ver cómo propuestas como Lunario, Olivea o Máximo se sumaban con fuerza al firmamento gastronómico mexicano.

Aún más simbólicas me parecieron las Estrellas Verdes. Ocho restaurantes fueron distinguidos por su compromiso con la sostenibilidad, entre ellos Olivea Farm to Table y Baldío.

En un mundo donde la industria alimentaria ha devastado ecosistemas, es inspirador que Michelin reconozca a quienes cuidan la tierra, respetan los ciclos y revalorizan la relación entre cocina y entorno.

Estrellas Michelin 2025 la milpa y el comal

Esa noche muchos coincidimos que cada estrella de México debería leerse también como un homenaje a quienes rara vez aparecen en las fotos ni en las reseñas de lujo:

City Express Tijuana

Los productores del campo que conservan semillas nativas frente a un sistema que muchas veces los margina.

Las cocineras tradicionales que, con maíz, cal y manos sabias, siguen transmitiendo recetas de hace cientos de años; los marchantes de los mercados que, con intuición y técnica, seleccionan lo mejor del día.

Los expedidores, cocineros de línea, ayudantes, lavalozas, stuarts, meseros y repartidores que hacen posible, todos los días, que la comida llegue a la mesa con dignidad, sabor y respeto.

Creo que la cocina mexicana, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010, no se sostiene únicamente en los grandes chefs ni en las mesas de mantel largo.

Se construye todos los días desde la milpa y el comal, desde los mercados y las fondas, desde las cocinas colectivas y familiares que llevan generaciones honrando la tierra, el maíz y el fuego.

Y es que la cocina mexicana no es solo una colección de recetas: es una narrativa viva de nuestros pueblos, que se remonta a la época prehispánica.

El maíz, el chile, el frijol, el amaranto… son más que ingredientes: son símbolos de resistencia. Con la llegada de los ingredientes del Viejo Mundo —el cerdo, la canela, el trigo, los lácteos— surgió una alquimia inesperada.

Y de ese mestizaje nació una cocina que hoy deslumbra al planeta. Es sofisticada sin perder el alma, técnica sin dejar de ser emocional, diversa sin olvidar de dónde viene. Eso creo.

Estrellas Michelin 2025 reconoce una red de oficios

De tal forma que lo más importante es que detrás de cada estrella hay un ejército invisible: campesinos que labran la tierra, recolectores, cocineras tradicionales, vendedores de mercado, lavalozas, stuarts, cocineros de línea, sommeliers, jefes de sala.

Todos ellos sostienen a diario la compleja cadena de valor que hace posible que un platillo llegue perfecto a la mesa.

La cocina mexicana es mucho más que el plato final. Es una red de oficios, saberes y pasiones interconectadas que refleja lo más profundo de nuestra identidad como país.

Entonces cada una de las estrellas Michelin 2025 es un destello que, bien leído, ilumina esa cadena invisible de trabajo silencioso que sostiene la cultura gastronómica nacional.

Y cada reconocimiento, por tanto, tiene la capacidad de visibilizar aquello que durante décadas fue ignorado por las narrativas hegemónicas del lujo y la alta cocina internacional.

Por eso, estas estrellas no deben entenderse como solo premios, sino como símbolos de algo mayor: el momento en que el mundo voltea a ver con respeto una cocina que lleva siglos demostrando su grandeza.

Una cocina que no se inventó para el turista ni para el crítico, sino que ha sido parte del tejido cotidiano del país desde siglos atrás.

Homenaje silencioso

Por eso, estas Estrellas Michelin 2025 creo son un acto de justicia cultural. Son un homenaje silencioso a todas las manos que alimentan a México y al mundo.

Porque cuando reconocemos a nuestra cocina, reconocemos también nuestra historia, nuestros territorios y nuestros saberes.

La cadena de valor de la cocina mexicana es extensa, resiliente y profundamente humana.

Y cada eslabón merece ser reconocido. Estas estrellas no solo premian restaurantes: honran a un ecosistema entero que hace de la gastronomía mexicana una expresión cultural viva, diversa y en constante evolución.

Son un llamado a seguir dignificando todos los niveles de la experiencia culinaria.

En este sentido, queremos más estrellas Michelin para México. No por vanidad, sino por justicia cultural. Porque donde hay sabor, hay historia. Y donde hay historia, hay derecho a ser visto, valorado y celebrado.

México lo merece. Y su cocina, más aún.

La cadena de valor

Por eso Michelin está ayudando a poner a México en la conversación internacional, pero también nos invita a mirar más de cerca lo que comemos y a quién estamos apoyando cuando lo hacemos.

En lo personal, salí de ahí no solo con hambre de probar más, sino con ganas de seguir reconociendo el valor de nuestra cocina más allá del plato.

Porque, al final, el verdadero lujo no está solo en la presentación… está en las estufas que siguen encendidas gracias a muchas manos que no salen en las fotos. Enhorabuena.

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